Neumólogo
El neumólogo es el médico especializado en el diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades del aparato respiratorio—incluyendo vías aéreas, pulmones y cavidad torácica. Atiende patologías como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), neumonías, fibrosis pulmonar, hipertensión pulmonar, tuberculosis y trastornos respiratorios del sueño (apnea), entre otras. Su labor abarca desde el manejo agudo de cuadros infecciosos hasta el seguimiento a largo plazo de enfermedades crónicas que afectan la función respiratoria.
Información adicional importante:
Pruebas diagnósticas clave:
Espirometría: Mide los volúmenes y flujos pulmonares para confirmar y cuantificar obstrucciones o restricción al paso del aire. Es fundamental en asma y EPOC.
Gasometría arterial: Evalúa los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en sangre, así como el equilibrio ácido-base, imprescindible en casos de insuficiencia respiratoria aguda o crónica.
Oximetría de pulso (oximetría): Registro no invasivo y continuo de la saturación de oxígeno, muy útil para monitorizar al paciente en domicilio o en sala.
Pruebas de provocación bronquial: Consisten en exponer al paciente a sustancias (como metacolina) o esfuerzos controlados para evaluar hiperreactividad bronquial, crucial en asma de difícil diagnóstico.
Radiografía y tomografía (TC) de tórax: Permiten valorar estructuras broncopulmonares, identificar infiltrados, nódulos, derrames pleurales, fibrosis o lesiones tumorales.
Broncoscopia flexible: Visualización directa de las vías aéreas para tomar biopsias, aspirados o retiradas de cuerpos extraños; además de evaluar lesiones endobronquiales.
Polisomnografía (estudio de sueño): Registra parámetros respiratorios, oximetría y movimientos durante el sueño para diagnosticar apnea obstructiva o central del sueño.
Tratamientos habituales:
Broncodilatadores y corticoides inhalados: Piedra angular en el manejo de asma y EPOC; incluyen agonistas ß2 de acción corta o prolongada y glucocorticoides inhalados para reducir la inflamación de las vías aéreas.
Oxigenoterapia domiciliaria o continúa: Indicada en pacientes con hipoxemia crónica (satO₂ < 88 %); mejora la calidad de vida y pronóstico en EPOC grave, fibrosis pulmonar avanzada y otras enfermedades hipoxémicas.
Ventilación no invasiva (CPAP/BiPAP): Principal en apnea obstructiva del sueño y en descompensaciones respiratorias por EPOC; ayuda a mantener la vía aérea permeable y mejorar la ventilación alveolar.
Antibióticos y tratamiento antifímico: En neumonías bacterianas se elige según agente etiológico; para tuberculosis se utiliza un régimen antituberculoso combinado (rifampicina, isoniazida, pirazinamida, etambutol) bajo estricta supervisión.
Rehabilitación pulmonar: Programa multidisciplinario (ejercicio, fisioterapia respiratoria, nutrición, asesoría psicológica) dirigido a mejorar la capacidad funcional y disminuir la disnea crónica.
Terapias dirigidas y biológicos: En algunos tipos de fibrosis pulmonar idiopática o asma grave con fenotipos alérgicos/severo, se pueden emplear antifibróticos específicos (pirfenidona, nintedanib) o anticuerpos monoclonales (omalizumab, mepolizumab).
Intervenciones quirúrgicas / intervencionistas: En casos seleccionados de neumotórax espontáneo, derrame pleural persistente o masas pulmonares, el neumólogo coordina con el cirujano torácico para procedimientos como toracoscopias, colocación de drenaje pleural o resecciones pulmonares.
Recomendaciones y prevención:
Suspensión y evitación del tabaquismo: Dejar de fumar es la medida más eficaz para prevenir EPOC, cáncer de pulmón y otras patologías pulmonares crónicas. El neumólogo orienta en programas de cesación que incluyen terapia de reemplazo de nicotina y apoyo psicológico.
Vacunación antigripal y antineumocócica: Muy importante en pacientes con EPOC, asma grave, inmunosupresión o edad avanzada, para reducir el riesgo de exacerbaciones infecciosas y hospitalizaciones.
Control ambiental y escolaridad respiratoria: Minimizar la exposición a alérgenos (ácaros, ácaros, pólenes, caspa de animales) y a contaminantes (humo de leña, gases industriales) para disminuir exacerbaciones en asma y otras enfermedades alérgicas.
Ejercicio físico y rehabilitación: Programas de actividad física supervisada ayudan a mejorar la tolerancia al ejercicio, reducir la sensación de falta de aire y fortalecer la musculatura respiratoria.
Seguimiento periódico de la función pulmonar: Especialmente en pacientes con EPOC, asma de difícil control, fibrosis pulmonar o antecedentes de tuberculosis, para detectar descompensaciones tempranamente y ajustar tratamiento.
Educación al paciente: En asma y EPOC se instruye al paciente en el uso correcto de inhaladores (aerosol con cámara, Turbuhaler), reconocimiento de síntomas de alarma (taquipnea, dolor torácico, cianosis) y elaboración de un plan de acción ante crisis agudas.