Pediatra
El pediatra es el médico especializado en la atención integral de recién nacidos, lactantes, niños y adolescentes (hasta aproximadamente los 18 años). Su enfoque abarca la prevención, el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades propias de la infancia, así como el seguimiento del crecimiento, desarrollo físico, emocional y cognitivo de los menores.
Información adicional importante:
Controles de crecimiento y desarrollo:
Emplea tablas de percentiles para peso, talla y perímetro cefálico en cada consulta, asegurándose de que el niño o adolescente crezca conforme a su curva de referencia según edad y sexo.
Evalúa hitos del desarrollo psicomotor (gateo, sedestación, marcha, lenguaje) e identifica de forma temprana demoras o desvíos que puedan requerir derivación a terapias de estimulación, lenguaje o atención temprana.
Vacunación y prevención:
Administra el esquema de vacunación recomendado por autoridades sanitarias (OMS, Ministerio de Salud) y refuerzos según el grupo etario, previniendo enfermedades como sarampión, poliomielitis, difteria, rubeola, varicela y neumococo.
Educa a los padres o tutores en medidas de higiene (lavado de manos, desinfección de juguetes, cuidado de ropa de cama) para reducir contagios en guarderías y escuelas.
Manejo de enfermedades comunes de la infancia:
Diagnostica y trata infecciones respiratorias agudas (resfriados, bronquiolitis, neumonías), infecciones gastrointestinales (gastroenteritis), otitis medias, dermatitis atópica, asma infantil y alergias alimentarias.
Enseña a reconocer signos de alarma en cuadros febriles (taquipnea, retracciones costales, cianosis) o digestivos (deshidratación, vómitos incoercibles) para derivar oportunamente a urgencias cuando sea necesario.
Asesoría familiar y crianza:
Orienta sobre pautas de sueño según etapas (establecimiento de rutinas, prevención de síndrome de muerte súbita del lactante), alimentación (lactancia materna, introducción de sólidos, manejo de alergias) y prevención de accidentes (tirones bruscos, intoxicaciones, caídas).
Brinda consejos sobre cuidados emocionales y conductuales: manejo de rabietas, ansiedad por separación, trastornos de conducta (control de impulsos, TDAH) y promoción de vínculos afectivos saludables.
Seguimiento de enfermedades crónicas y comorbilidades:
Si el menor presenta asma persistente, diabetes tipo 1, epilepsia u otras patologías crónicas, planifica controles periódicos (función pulmonar, glucemias, electroencefalograma) y coordina con subespecialistas (cardiólogos pediátricos, endocrinólogos, neurólogos).
Realiza exámenes de laboratorio rutinarios (hemograma, perfil bioquímico, función renal) y, según el caso, estudios de imagen (ecografía abdominal, eco-Doppler cerebral en neonatos de riesgo) para seguimiento de comorbilidades.
Promoción de hábitos de vida saludable:
Fomenta consumo de frutas y verduras, actividad física diaria adecuada a la edad (juegos al aire libre, deportes), y limita el sedentarismo y tiempo de pantalla.
Educa en higiene dental temprana (uso de cepillo desde erupción del primer diente), prevención de caries y derivación al odontopediatra cuando sea oportuno.
Atención a la salud mental infantil y adolescente:
Detecta señales de trastornos emocionales (ansiedad, depresión, bullying) y, de ser necesario, deriva a psicología o psiquiatría infantil.
Trabaja junto a la familia para promover un entorno de escucha, diálogo y contención frente a situaciones de estrés (cambios escolares, rupturas familiares, duelo).